Café Ucrania no debería necesitar existir.
“Es difícil vivir sin mi esposo en este momento. Pero la gente a mi alrededor está abriendo sus corazones. Soy una chica feliz de Berlín. Por ahora." Olena Nominas se convirtió en una "niña de Berlín" en marzo de 2022, y tomó la desgarradora decisión de llevar a su hija y convertirse en refugiada de guerra en Alemania mientras las bombas caían alrededor de la casa que había llegado a amar. Pero qué opción tenía, considerando las atrocidades que podrían ocurrirle a las mujeres ucranianas en una ciudad ocupada por Rusia en tiempos de guerra.
Si bien el mundo se unió para garantizar que se satisficieran las necesidades básicas de millones de refugiados de guerra ucranianos, mantener intactas sus culturas y tradiciones no fue el enfoque de las organizaciones más tradicionales "orientadas a la ayuda". Ana Lichtwer, desarrolladora de proyectos de Berliner Stadtmission, cambió eso rápidamente.
“Le pregunté a los refugiados de Siria que llegaron en 2015 qué recursos hubieran querido cuando llegaron por primera vez”, dijo Ana. “Lo que me dijeron lo hice. Me dijeron que buscara un lugar y le diera a la gente la posibilidad de sentirse como en casa a través de su cultura”. En un país donde la cultura ucraniana no es tan accesible, Café Ucrania hace que continuar con sus tradiciones sea un poco más fácil.
El #24for24 de hoy celebra a Ana, Olena y el crecimiento, la persistencia y el espíritu de conexión de Café Ucrania.
